El titulo de la videoconferencia planteado a
modo de interrogante que incentiva al espectador a reflexionar en diversos
aspectos de la educación, acaparó tanto mi atención que no pude resistirme al
deseo de saber de qué trataba, y qué aspectos se proponía abarcar el disertante
para el desarrollo de la temática.
Invita a
reflexionar sobre la duda planteada en la sociedad, en torno a si la escuela
que tenemos hoy es adecuada, en la necesidad de pensar en una escuela para el
mañana, y en ciertas creencias presentes en nuestros tiempos, tales como: “La
escuela de antes era mejor” “los educadores y alumnos eran mejores”.
Tonucci, explica
desde su visión que es necesario pensar en una escuela para el mañana, pero que
no considera correcta la creencia de que la escuela de antes era mejor, ya que
afirma que las escuelas de antes eran solamente para unos pocos. Esos pocos
eran de familias sensibles, cultas y ricas, que ofrecían a sus hijos las bases
culturales, y esperaban de la escuela únicamente aspectos complementarios a las
mismas.

El papel que debe
asumir la escuela, es el de brindar las bases culturales a todos y cada uno de
los niños, un ambiente rico, cuidado, donde haya libros, música, arte,
huerta un espacio que invite a quedarse.
Un lugar donde se brinde la lectura en
voz alta, no solo de cuentos sino también de libros, donde se escriba a vista
de todos aquello que los chicos expresan, ya que es el único método verdadero
para entrar al campo de la lectura y la escritura convencional.
“Pienso que se podría aprender sin odiar lo
que estudiamos” esta
frase extraída de una de las historietas de Frato, refleja en parte como es vivenciada
la escuela por los niños. La escuela no es disfrutada por estos ni tampoco por las familias, lo cual hoy genera
un gran asombro por parte de educadores y profesionales comprometidos con la
tarea de enseñanza, ya que anteriormente
esta era una aliada de la educación escolar. Por último es importante resaltar
que Tonucci, sostiene que tampoco les gusta a los docentes, paso que considero
importante para comenzar a pensar en el cambio.
A partir de ello se puede pensar en otro desafío
que debe asumir la escuela, y es el de formar
personas felices que encuentren lo que desean hacer en un marco de disfrute e interés,
por esto el disertante opina que debe dejarse de estudiar lo que de alguna manera impone el mercado, y
debe otorgarse un amplio abanico de lenguajes para todos. Así mismo resulta
necesaria pensar la escuela con momentos más intensos y no tan extensos.
Entonces… ¿Cómo puede
pensarse en un escuela para el mañana?
Una escuela para
el mañana, debe ser para todos y debe no solo atender a lo anteriormente
mencionado, sino ser además una escuela abierta a la diversidad, una escuela
receptiva, que escuche y se interese de aquello que cada uno de los niños tiene
para aportar, que brinde momentos educativos iniciados a partir de la
escucha y no de la propuesta, donde los
pensamientos de los niños puedan ser
material de trabajo reconociéndolos de esta manera como seres dignos y
capaces.
Tonucci afirma además
que se es niño por poco tiempo, y todos deben tener el Derecho a una buena educación,
agrega: “Tener un buen docente debe ser el Derecho al estudio de todos los niños”,
no se trata de modificar la escuela y las leyes si no de dedicarse a la formación
de docentes.
Se me hace casi
imposible agregar algo a semejantes reflexiones y pensamientos, cada
palabra me remontaba a muchos momentos
de mi paso en la escuela como alumna, clases interminables, horas y horas sentadas,
carpetas que se guardaban de un minuto para otro para recibir a otro profesor y
escuchar otra materia, etc. Aspectos que se observan cotidianamente en la vida
escolar, pero que pocas veces se reflexiona críticamente.
Sin dudas la
videoconferencia me pareció excelente, cada aspecto que el disertante
consideraba desacertado lo justificaba de modo tal que permitía ver con
claridad la necesidad del cambio.
Cada vez que veo,
escucho y disfruto de este tipo de cosas de calidad, me invade una sensación extraña,
y el deseo de querer cambiar algo por más mínimo que sea se hace cada día más
inmenso. Por ello coincido con quienes
ven propicia la necesidad de capacitarse continuamente, y no quedarse únicamente
con lo que se aprende en el profesorado. La carrera no termina en sus cuatro
años, más bien recién empieza.
Quiero cerrar
resaltando esta frase dicha por Tonucci
en la presente videoconferencia: “Siendo un buen maestro, no se podrá ser un
mal maestro por más que haya malas leyes”. Para pensar…
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