lunes, 21 de octubre de 2013

Conferencia sobre inclusión educativa.

Cuando leí el titulo y el contenido de dicha conferencia me despertó interés, aunque no podría mentir en un principio consideraba que no iba a comprender mucho de su contenido y no sabía si tendría sentido acudir. Luego reflexione y pensé… si nunca frecuento estos espacios, si no me informo ¿Cómo voy a comenzar a comprender un poco de todo ello? , fue por este motivo que decidí ir, y  fue en ese entonces donde comencé a poner muchas expectativas en la misma.
Comenzó la conferencia sobre inclusión educativa, y además de llegar con las expectativas que mencione, continuaba conmigo una cuota de sensación de que no iba  a comprender la temática que se expondría. Sin embargo, esta se desarrollo en un lenguaje comprensible, y al alcance de todo aquel que estuviera dispuesto a escucharla.
La misma fue llevada a cabo por docentes y psicólogos que contaron sus propias experiencias, estrategias y recursos que utilizaban en el aula, con niños con diagnostico de TGD. Se trataba de  tres niños de diferentes edades, los cuales pertenecían: uno al nivel inicial, otro al primario y el restante al nivel secundario.
 Relataré a continuación uno de los casos expuestos en la conferencia. Seleccioné en esta oportunidad el caso de Lisandro, el cual pertenece al  nivel inicial.

“Lisandro presenta diversas dificultades, entre ellas de atención, sociabilización y comunicación. Al terminar la Sala amarilla, Lisandro ingresa al año siguiente a su nueva sala. El cambio de sala le generó dificultades para  adaptarse a su nuevo contexto escolar. Lisandro deambulaba por su nueva  sala observando los objetos, y a sus pares sin que ello le llamara mucho la atención, no  participaba espontáneamente en las actividades brindadas al grupo y prefería mantenerse aislado, sin embargo la mayoría de las veces estaba atento a lo que pasaba a su alrededor y respondía correctamente a las consignas. Por lo general al momento de merendar elegía sentarse lejos del grupo.  Desde el comienzo de clases Lisandro, presentaba una actitud pasiva frente a las actividades propuestas, no miraba a la docente, se ubicaba de espalda a ella cuando esta le hablaba, tenía poca motivación para las actividades y juegos propuestos, no podía sostener su atención  por mucho tiempo, se levantaba constantemente de la silla, e  incluso comenzaba a deambular, y a mirar o utilizar otros objetos. Lisandro realizaba diversas repeticiones verbales que podían oírse ante situaciones que lo sorprendían y desorientaban.
 Relata su mediadora que en un principio el objetivo fue ayudarlo a abordar la dificultad de adaptarse a la nueva sala, a la docente de sala, y a la docente de apoyo. Las intervenciones se basaban en acompañarlo en la transición  de su antigua sala a la nueva, permitiéndole de esta manera que pueda permanecer un rato en la antigua y jugar. Para abordar las dificultades que el niño presentaba frente a las actividades, cuenta la misma que las intervenciones para ayudarlo se  centraban en reforzar individualmente cada una de las consignas,  siempre apoyándolas en imágenes y material concreto. Otras intervenciones importantes, estaban dirigidas principalmente a fomentar la sociabilización con pares y adultos, y se estimulaba  a sus compañeros a comunicarse con él. Se trabajó además la incorporación de la rutina aprovechando para ello su interés por la música, por lo cual se lo animaba a comenzar con una actividad cuando comenzaba la música e intentar terminarla al finalizar la misma. Buscaban generar intervenciones donde el niño pueda involucrar el cuerpo además de la palabra, corregían su postura cuando se sentaba de espalda al grupo, o a la docente cuando le hablaba, lo acompañaban a la ronda con sus compañeros, lo ayudaban a repartir los cuadernos para que visualice a los mismos, promovían su participación en diversas actividades etc.
Sostiene que a lo largo del ciclo lectivo se han notado importantes cambios y avances en el comportamiento de Lisandro. Afirma que se lo observa más familiarizado con el espacio de la sala, y objetos, más atento en las actividades que realiza, que se maneja con mayor autonomía,  y no requiere intervenciones permanentes. Comienza a interesarse más espontáneamente por algunas actividades, comienza a tomar como referente a la docente de sala, se lo observa más atento a lo que realiza el grupo en general. Cuenta además que  se observan en él cambios favorables en cuanto a sus posibilidades de sociabilización, y  comunicación la cual comienza a ser más verbal,  logrando así mismo poner en palabras sus sentimientos.”

Es casi imposible describir con exactitud los sentimientos que se van despertando en uno ante la escucha de cada uno de los casos, ante las diversas respuestas de los niños, los pequeños avances, los esfuerzos de docentes, de equipo de acompañamiento, de compañeros y demás. 
No alcanzan las palabras para calificar lo significativa que me resultó la conferencia, y de lo equivocada que estaba al dudar en asistir.
Estos casos me trajeron a la memoria a  una niña de sala de 4 años con diagnostico de TGD, que conocí  en una de mis practicas pedagógicas, sinceramente no sabía cómo relacionarme con ella.  Intentaba acercarme paulatinamente, pero el acercamiento me generaba un poco de temor ya que no sabía como podría llegar a responder la niña. En ocasiones lograba acercarme y tener contacto, pero yo no comprendía mucho de ella, y ni siquiera sabía cómo entablar algún tipo de vínculo. Considero que era algo lógico,  uno suele dudar y temer  ante situaciones desconocidas y más aun cuando no se tienen las herramientas fundamentales que nos permiten proceder. Esto me llevo a pensar en que la temática de inclusión escolar suele ser  poco frecuentada en los profesorados de educación inicial, por lo que reflexioné en la importancia de informarse mas allá de lo que se nos brinda, atendiendo así a nuestros propios intereses.
Hasta entonces sigo sin  comprender mucho del tema, lo cual me impide explayarme aun más sobre el mismo.
Como futura docente pienso que  serán tal vez, muchos los casos que se nos irán presentando y que  iremos descubriendo a lo largo de años, y de los cuales probablemente no tengamos abundante información, por lo que considero que no debemos esperar a que la misma nos llegue como por “arte de magia”, si no que resultará imprescindible  salir a buscarla

Rescató de una d las experiencias la situación de un niño en el cual no se generaron muchos avances en el periodo de dos años, pero sí en su entorno. Esto me pareció de gran  importancia resaltar,  ya que considero que es un paso sumamente importante generar un entorno abierto y receptivo. Un entorno en donde se pueda trabajar en equipo para generar un buen ámbito pedagógico para todos y cada uno de los niños. Un entorno concientizado y comprometido capaz de atender a la diversidad en general dejando de lado prejuicios y temores

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