Cuando leí el titulo y el contenido de dicha conferencia me
despertó interés, aunque no podría mentir en un principio consideraba que no
iba a comprender mucho de su contenido y no sabía si tendría sentido acudir. Luego
reflexione y pensé… si nunca frecuento estos espacios, si no me informo ¿Cómo
voy a comenzar a comprender un poco de todo ello? , fue por este motivo que
decidí ir, y fue en ese entonces donde
comencé a poner muchas expectativas en la misma.
Comenzó la
conferencia sobre inclusión educativa, y además de llegar con las expectativas
que mencione, continuaba conmigo una cuota de sensación de que no iba a comprender la temática que se expondría.
Sin embargo, esta se desarrollo en un lenguaje comprensible, y al alcance de
todo aquel que estuviera dispuesto a escucharla.
La misma fue
llevada a cabo por docentes y psicólogos que contaron sus propias experiencias,
estrategias y recursos que utilizaban en el aula, con niños con diagnostico de
TGD. Se trataba de tres niños de
diferentes edades, los cuales pertenecían: uno al nivel inicial, otro al
primario y el restante al nivel secundario.
Relataré a continuación uno de los casos
expuestos en la conferencia. Seleccioné en esta oportunidad el caso de
Lisandro, el cual pertenece al nivel inicial.
“Lisandro presenta
diversas dificultades, entre ellas de atención, sociabilización y comunicación.
Al terminar la Sala amarilla, Lisandro ingresa al año siguiente a su nueva
sala. El cambio de sala le generó dificultades para adaptarse a su nuevo contexto escolar.
Lisandro deambulaba por su nueva sala
observando los objetos, y a sus pares sin que ello le llamara mucho la
atención, no participaba espontáneamente
en las actividades brindadas al grupo y prefería mantenerse aislado, sin
embargo la mayoría de las veces estaba atento a lo que pasaba a su alrededor y
respondía correctamente a las consignas. Por lo general al momento de merendar
elegía sentarse lejos del grupo. Desde
el comienzo de clases Lisandro, presentaba una actitud pasiva frente a las
actividades propuestas, no miraba a la docente, se ubicaba de espalda a ella
cuando esta le hablaba, tenía poca motivación para las actividades y juegos
propuestos, no podía sostener su atención
por mucho tiempo, se levantaba constantemente de la silla, e incluso comenzaba a deambular, y a mirar o
utilizar otros objetos. Lisandro realizaba diversas repeticiones verbales que podían
oírse ante situaciones que lo sorprendían y desorientaban.
Relata su mediadora que en un principio el
objetivo fue ayudarlo a abordar la dificultad de adaptarse a la nueva sala, a
la docente de sala, y a la docente de apoyo. Las intervenciones se basaban en
acompañarlo en la transición de su
antigua sala a la nueva, permitiéndole de esta manera que pueda permanecer un
rato en la antigua y jugar. Para abordar las dificultades que el niño
presentaba frente a las actividades, cuenta la misma que las intervenciones
para ayudarlo se centraban en reforzar
individualmente cada una de las consignas,
siempre apoyándolas en imágenes y material concreto. Otras
intervenciones importantes, estaban dirigidas principalmente a fomentar la
sociabilización con pares y adultos, y se estimulaba a sus compañeros a comunicarse con él. Se trabajó además la incorporación de
la rutina aprovechando para ello su interés por la música, por lo cual se lo
animaba a comenzar con una actividad cuando comenzaba la música e intentar
terminarla al finalizar la misma. Buscaban generar intervenciones donde el niño
pueda involucrar el cuerpo además de la palabra, corregían su postura cuando se
sentaba de espalda al grupo, o a la docente cuando le hablaba, lo acompañaban a
la ronda con sus compañeros, lo ayudaban a repartir los cuadernos para que
visualice a los mismos, promovían su participación en diversas actividades etc.
Sostiene que a lo largo del ciclo lectivo se
han notado importantes cambios y avances en el comportamiento de Lisandro.
Afirma que se lo observa más familiarizado con el espacio de la sala, y objetos,
más atento en las actividades que realiza, que se maneja con mayor
autonomía, y no requiere intervenciones
permanentes. Comienza a interesarse más espontáneamente por algunas
actividades, comienza a tomar como referente a la docente de sala, se lo observa
más atento a lo que realiza el grupo en general. Cuenta además que se observan en él cambios favorables en
cuanto a sus posibilidades de sociabilización, y comunicación la cual comienza a ser más
verbal, logrando así mismo poner en
palabras sus sentimientos.”
Es casi
imposible describir con exactitud los sentimientos que se van despertando en
uno ante la escucha de cada uno de los casos, ante las diversas respuestas de
los niños, los pequeños avances, los esfuerzos de docentes, de equipo de acompañamiento,
de compañeros y demás.
No alcanzan
las palabras para calificar lo significativa que me resultó la conferencia, y
de lo equivocada que estaba al dudar en asistir.
Estos casos
me trajeron a la memoria a una niña de
sala de 4 años con diagnostico de TGD, que conocí en una de mis practicas pedagógicas,
sinceramente no sabía cómo relacionarme con ella. Intentaba acercarme paulatinamente, pero el
acercamiento me generaba un poco de temor ya que no sabía como podría llegar a
responder la niña. En ocasiones lograba acercarme y tener contacto, pero yo no
comprendía mucho de ella, y ni siquiera sabía cómo entablar algún tipo de
vínculo. Considero que era algo lógico, uno suele dudar y temer ante situaciones desconocidas y más aun cuando
no se tienen las herramientas fundamentales que nos permiten proceder. Esto me
llevo a pensar en que la temática de inclusión escolar suele ser poco frecuentada en los profesorados de
educación inicial, por lo que reflexioné en la importancia de informarse mas
allá de lo que se nos brinda, atendiendo así a nuestros propios intereses.
Hasta
entonces sigo sin comprender mucho del
tema, lo cual me impide explayarme aun más sobre el mismo.
Como futura
docente pienso que serán tal vez, muchos
los casos que se nos irán presentando y que
iremos descubriendo a lo largo de años, y de los cuales probablemente no
tengamos abundante información, por lo que considero que no debemos esperar a
que la misma nos llegue como por “arte de magia”, si no que resultará
imprescindible salir a buscarla
Rescató de una d las experiencias la situación de un niño en
el cual no se generaron muchos avances en el periodo de dos años, pero sí en su
entorno. Esto me pareció de gran
importancia resaltar, ya que
considero que es un paso sumamente importante generar un entorno abierto y
receptivo. Un entorno en donde se pueda trabajar en equipo para generar un buen
ámbito pedagógico para todos y cada uno de los niños. Un entorno concientizado
y comprometido capaz de atender a la diversidad en general dejando de lado
prejuicios y temores
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